“Jugadoras madres y madres jugadoras”: el “bla- bla- bla- bla- bla” de la prensa

Por: Jimena Améstica

Reviso la prensa y ahí están, decenas de noticias sobre la Copa Mundial Femenina Francia 2019. Podrían ser cientos, pero la ausencia de Vidales y demases le quita el deseo a los falocéntricos. Compare: ¿Cómo cree que se siente un fumador prendiendo un cigarro con una caja de fósforos en medio de una ventolera, junto a otro que tiene un encendedor con mecha infinita y unos pulgares callosos resistentes al calor?

Avanzo algunos párrafos de la noticia y ahí están otra vez: “La hazaña de Correa -quien regresó a la competición tras ser madre de mellizos- incluyó una espectacular parada”, escribía sobre una golera argentina la Redacción BBC News Mundo. Enrabiada, lanzo improperios: ¡Otra vez, otra vez, otra vez, otra vez! No alcanza, si quiera una de nuestras mayores hazañas, para que nos dejen un momento permanecer en el espacio público, carente de lo doméstico, del privilegio de solo ser “mujer”.

Nos dejan sin recursos, como si debiésemos recordar y jamás olvidar el “lugar al que pertenecemos”

–“Pero qué hazaña”, “Cuanta elasticidad”

–“¡Miren, incrédulos: aquel ´manotazo cósmico´!

Aunque la policía es fácil y emerge al mínimo contacto de la respiración con la libertad

–“¡Pero cuidado señora!: No se le vayan a quedar las crías arriba del bus…”

– “¡Pero cuidado señora!: acuérdese que debe volver a la cuna y al llanto”.

No se trata de rechazar al ser que parimos. Se trata de poder ocupar el espacio público con la libertad e integridad de donde estamos situadas. No se trata de rechazar el útero y las vidas que se deciden mantener dentro de nuestros cuerpos.

Se trata de poder ser únicas, porque tenemos individualidad. Se trata de que no nos hagan sentir que estamos dejando de lado a alguien para realizar nuestro trabajo como lo haría un varón. Se trata de no hacernos sentir ajenas e incompletas; culpables y desconfiadas.

Se trata de tener ambos pies en la cancha, y no que, con solo una frase como: “madre de mellizos”, nos regresen al espacio privado. A ese, donde para muchas llegar a una pichanga con otras amigas sin cabros chicos, es tan complejo como que a una termoeléctrica le aprueben el Estudio de Impacto Ambiental para instalarse en medio de las Torres del Paine… Aunque, bueno, pensándolo bien, en Chile no sería tan raro.