Disociado: las fotos intervenidas que compartió Javier Milei en medio de las elecciones legislativas

Por Matanza Viva (@matanzaviva)
La intervención digital genera una nueva realidad ampliada que no existe. Una hiperrealidad que ya no guarda ninguna correspondencia con la realidad, con el objeto real.
La fotografía digital es hiperreal. Transforma la luz, las sombras y la fisonomía en datos, en matemáticas, en una relación numérica. Como una selfie, debe ser expuesta a la mirada ajena, porque su esencia es la exhibición, y como cualquier información están ligadas a la actualidad. Su condición se asemeja a la de un mensaje oído en un contestador automático. En cambio la fotografía analógica, como medio de la memoria, cuenta una historia y un destino.
El rostro digital que el presidente de Argentina, Javier Milei compartió este domingo en sus redes oficiales, en medio de las elecciones legislativas, es sobredimensionado: como una máscara estandarizada, lista para la góndola consumista.


Es un rostro complaciente de los estándares de “belleza” capitalista, como su mismo régimen neoliberal, donde nos transforma en consumidores dóciles, y al mismo tiempo, nos invita a compartir opiniones, necesidades y deseos.
Es ahí, en esa actitud amistosa, donde se hace invisible su intención de dominación. Entonces, el sometido, ni siquiera es consciente de la cárcel invisible. Se imagina libre. El capitalismo consumado es el capitalismo del “Me gusta”. Es la dictadura perfecta. Nos coerciona, nos seduce y nos invita a desnudarnos para sus cámaras callejeras, de redes sociales y de Photoshop.

