El Arrebato

Periodismo desde las Entrañas

[LECTURAS] Yo maté a un perro en Rumania de Claudia Ulloa Donoso

Por Uriel González desde México

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“Todo se reduce al deseo”.

Dentro de la novela, ella prefiere no identificarse, pero existe, su nombre lo tiene bien guardado, se le olvida un poco entre sus sedantes y los tragos que relajan su cuerpo y su cabeza. En Rumania no siempre es de noche.

Ella, latinoamericana, enseñaba noruego a inmigrantes. Él, Mihai, fue su estudiante. A ella le dan baja por la depresión que le pesa encima. Él, la invita a Rumania, su país natal, buscando que deje de sedar su realidad, que deje de esconder en sueños, todo lo que siente.

En Rumania no siempre es de noche. En Rumania, el piso de la tía de Mihai está lleno de cosas y siempre está encendida la vela de la Virgen que observa en la pared; siempre las gotas con calmantes, en la alacena; siempre los nombres, cambiantes, porque allá, en Rumania, Mihai le pide a ella que deje de llamarlo así, que en ese viaje lo llame por su otro nombre: Ovidiu.

En Rumania no siempre es de noche. En Rumania los perros ladran en jaurías. Ella ve a un muerto en Rumania. Ella toma fotos de la oscuridad en Rumania. A ella se le acaban sus medicinas en Rumania. Ella presiente en los nombres de su amigo la mentira que los aleja día con día. Ella está harta de los gritos. Ella calma los vientos de su cabeza, recostando en su pecho, la respiración calmada de un perro.

Yo maté a un perro en Rumania, es la primera novela de Claudia Ulloa Donoso, escritora de la recopilación de cuentos Pajarito. Por las páginas de esta novela desfilan personalidades grises, todas compuestas de infancias difíciles, ausentes y solas; Rumania es utilizada por la autora como un lugar donde la oscuridad de sus personajes reluce con más sobriedad; las palabras de nuestros protagonistas comienzan a ser contadas y sus respiraciones agitadas. Ella, no entiende por qué esconde dinero en sus calzones, el clonazepam se le acaba y no sabe cómo apaciguará sus pensamientos, no lo sabe y se dedica a oler, huele a mar, el de Constanza, y las luces de neón dejan de marearla y empiezan a demarcar distancias. Ella, dejará de hablar lejos del neón. Ella, comenzará a escuchar cerca de la tierra, donde reposan los muertos de Mihai-Ovidiu.

Claudia Ulloa Donoso pone en las memorias de los familiares de Mihai-Ovidiu, la pesada sombra del dictador Nicolae Ceaușescu, ellos recordarán sus políticas brutalistas, esas que en los años 80’s y 90´s, llegaron a prohibir el aborto y los anticonceptivos, dando como resultado orfanatos llenos de niños que sufrieron abusos psicológicos y físicos.

Yo maté a un perro en Rumanía, no solo abordará la oscuridad de sus protagonistas, sino la de todo un país; que a veces parece muy lleno de bruma, otras como de incienso y otras como de nada; los edificios vacíos tienen su propia historia, cada piedra del mar, también, cada cosa que alguna vez estuvo habitada, debe recordar que hubo un tiempo en que Drácula fue una burla en comparación con el infierno que desencadenaría la llamada Securitate—la policía secreta del régimen comunista—, la cual fue una de las más represivas en Europa del Este, y es que se dice que 1 de cada 4 ciudadanos era informante. El verdadero horror reside en los recuerdos, en pensar que, a diario, la Securitate, torturaba, desaparecía y ejecutaba a quienes fueran en contra del gobierno.

“Ya no me excitaba con lo prohibido del cliché alumno-profesora, lo que deseé con fervor a partir de entonces era la destrucción, no solo mía, sino la descomposición de ambos.”

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Claudia Ulloa Donoso, escritora peruana

¿POR QUÉ LEER “YO MATÉ A UN PERRO EN RUMANIA”?

Ella, conocida en la novela como la maestra, la profe, es una de las narradoras y la que nos otorga el viaje a  Rumania, desde la inocencia del descubrimiento,  todo como si fuera la primera vez; por dentro, tampoco entenderemos de qué le hablan y buscaremos el significado de esa canción que no para de sonar en nuestra cabeza desde que llegamos. No sabemos nada, pero no estamos solos. Juntos con ella, nos iremos adaptando a un ritmo que, de tan desconocido, es trepidante. Ella, será la acompañante del viaje inmersivo.

Mihai-Ovidiu, el otro narrador, digamos que será nuestro guía, uno que nos mostrará a su país con dualidad, a veces con odio, tedio y aburrimiento, y otras con la nostalgia de cada memoria que vivió en su infancia, en su adolescencia, a veces también con el miedo que deja crecer dentro de una dictadura sangrienta. Mihai-Ovidiu pondrá sobre la mesa, las tradiciones de Rumania, las comidas, las dinámicas familiares y los sabores que dejan cada una de ellas.

Ambos confluyen en la narración, presentando no solo su perspectiva del país, sino de ellos mismos, y es que, el viaje a Rumania, que se pensaba sería sanador, termina convirtiéndose en un juego macabro que expondrá el uno frente al otro, sus verdaderas personalidades. Un juego que trasciende y sus jugadores dejan de querer escapar, callándose, escuchando solo las voces de su cabeza, las de los perros y a veces las de la noche, que se parecen mucho a las del mar.

“Todos los animales hablan, dije. Claro que hablan, otra cosa es que no los podamos entender, dije.”

LA HISTORIA LA CONTABA UN PERRO VIVO…

En una entrevista que Claudia Ulloa Donoso dio al canal de Youtube, El Buen Librero, se le cuestionó sobre cómo había planeado esta historia y en qué momento todo fue tomando forma:

No es que yo piense siempre, o nunca, digo, pienso en los personajes así. No hago una ficha de personajes. Voy a la historia. Yo tenía la historia de este viaje, había visto cosas en Bucarest. Además, esta novela empieza no tanto con la idea de ellos dos, sino con la idea de un perro hablando, era el perro el que quería contar esta historia, este viaje, esta interacción entre esas dos personas. Fue saliendo primero el inicio de mi texto, fue cuando ella toma la foto de la oscuridad. Paso mucho tiempo porque he escrito la novela a lo largo de cinco, seis años, y la estructura de la novela fue cambiando, la historia también fue cambiando, ya no la contaba el perro porque me resultaba muy difícil mantener esa voz de ese perro hablando durante toda la historia. Desistí. Tome pausas. Plantee de nuevo la historia.

Enlace de la entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=fl9IwNVyWH0&t=295s

Lea aquí su cuento homónimo Pajarito: https://www.samoa.cr/blog/2018/10/2/pajarito-claudia-ulloa-donoso

Referencias.

Deletant, D. (1999). Communist terror in Romania: Gheorghiu-Dej and the police state, 1948–1965. St. Martin’s Press.

Este País. (n.d.). Antropóloga o espía: Katherine Verdery y la Securitate rumana. https://estepais.com/impreso/antropologa-o-espia-katherine-verdery-y-la-securitate-rumana/

Gómez, M. (2015). Los archivos del miedo: La Securitate rumana y sus redes de colaboración. Historia y Política, 34, 221–243. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5407238.pdf

Human Rights Watch. (1990). Children of Romania. Human Rights Watch. https://www.hrw.org/reports/1990/romainia1290/romania1290.pdf

The Guardian. (2006, July 22). Romania’s Securitate recruited children as informants. https://www.theguardian.com/world/2006/jul/22/mainsection.international1

The Guardian. (2019, December 15). Romania’s orphanage child abusers may face justice 30 years on. https://www.theguardian.com/world/2019/dec/15/romania-orphanage-child-abusers-may-face-justice-30-years-on

Ulloa Donoso, C. (2022). Yo maté a un perro en Rumania. Almadía.

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