Rapsodia triste-esperanzadora de una radiofrecuencia rosa
Por Turquesa Lila Mentolada
(Revista Erráticas N°3, Música: Influencias Sonoras)
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Sí
para enamorarme ahora
Volverá a mí la maldita primavera
Qué importa si para enamorarme basta una hora
Pasa ligera la maldita primavera
Pasa ligera, me maldice solo a mí.
Esos fragmentos, forman parte de lo que hoy considero como la primera canción que aprendí en la vida, que no tuvo relación con el colegio y que ha quedado como ese primer recuerdo. Solía cantarla mientras me columpiaba sola en el patio del kínder que viví en la escuela Valle del Choapa, aproximadamente en el 2002. A mi canto acudía un compañero para hablarme de besos y amor. Siete años más tarde, en un callejón de luminaria semioscura, me pediría también que le tocara el abdomen.
Esta canción, al igual que otras, forman parte de mi historia maricona en esta cuenca. Historias que, al ir conversando con otras existencias, de otras cuencas, se perciben desde los silencios. Porque dos cosas aprendí desde pequeña: “pueblo chico, infierno grande” y que en los pueblos “no pasa nada”.
¿Marica quién?
Marica tú
¿Marica yo?
Marica ha ha
Solía bailar en las fiestas familiares, cuando estas tierras de mejillas tozudas y pecosas no conocían la diversidad sexual, no se tipificaba como LGBTIQ++++++, porque para la heterosexualidad teníamos que ser ——— menos, menos, menos, menos———-. Menos existentes, menos conversables, menos valorables. Mi padre observaba, con algunas copas de vino, cómo aquella existencia proyectada a ser su HijO se desenvolvía en la tierra al abrir sus piernas en 180°. Allí, se quebrantó una orden de UniFormidad. La normalidad que para mí estaba destinada se remeció con mis danzas colipatas.
All the things she said, all the things she said
Runnin’ through my head, runnin through my head
All the things she said
Esa canción, junto al beso de Madonna y Britney, se convirtieron en mi sueño de ser ESA, no ser Él sino que ESA, hasta que el silencio llegó. ¿Cómo vivimos el silencio las mariconas?
V I O L A C I ÓN.
El primo, el tío, el abuelo, el papá, el padrastro, el vecino, el amigo del vecino, el amigo de la familia. Nos enseñaron a temprana edad a cerrar la boca y abrir el hoyo. A quienes osaron develar, les cayó el silencio familiar junto al olvido, que súbitamente se desmanteló en años posteriores recordando: ALGUNA VEZ ME VIOLARON. Vaya que en la vida las cosas se pueden volver peores. De vuelta al orden, de vuelta a la UniFormidad y el infierno se volvió más crudo, los años posteriores los acompañaron más violencias: embestidas, escupidas, vacíos, acosos, quemaduras y TODO QUEMABA. Ardían corazones, ardían las memorias de dolor y una profunda pena que agujereaba cada vez más profundo. De repente el suicidio se hizo una propuesta generosa, una salida a los infiernos grandes, tal como lo decidió esa tía lesbiana camiona y solterona, a quien obligadamente juntaron con un hombre mayor. Como el tío homosexual que jamás tuvo novias, solo amigas, que por imposible que se veía la vida y tan cercana la muerte prefirió hacerse confidente de la escopeta; un balazo para hallar el alivio.
Je suis désolé
Lo Siento
Ik ben droevig
Sono spiacente
Perdóname
I’ve heard it all before, I’ve heard it all before
Jamás llegaron las disculpas, jamás los perdones. Que nunca han sido, ni serán suficientes, en esta dictadura que nos dejó un ala rota para volar como pudiésemos, y a otrxs les quebró ambas alas e intentó hacer desaparecer sus cuerpxs. Desde el 12 de octubre de 1492 y, puntualmente, desde 1530 en esta hacienda asesina llamada Chile, algunas existencias tan solo por tensionar la respuesta única de ser hombre o mujer -y pasar a ser lo prohibido sexual-, hemos sobrevivido a la mordaza de nuestros relatos, hemos acarreado los desmembramientos de nuestras erráticas existencias, llorando la rabia de una portada periódica de nuestro día a día que nos señala: TÚ NO IMPORTAS MUCHO, POR ENDE TE BALEAMOS, TE ACUCHILLAMOS, TE DESCUARTIZAMOS, TE BORRAMOS.
De pronto unas voces en la calle
Me gritaron ¡NEGRA!
Como me decía un hombre: “si no podía ser peor, eres maricón, pobre y negro”. Como recalcan las mujeres negras: “desde el racismo y la colonización una es negra y ya no es mujer”. ¿Para las mariconas qué? ¿Qué deja de ser un maricón que es negro? Algo menos importante que el agua o la cordillera, que la Patagonia o la selva, por último, alguna de esas es patrimonio, pero un negro maricón ¿Qué deja de ser? Sencillamente es la presa en jaula de las leyes de la UniFormidad. Que le violen ¡ES MARICÓN, POBRE Y NEGRO!, que le maten ¡ES MARICÓN, POBRE Y NEGRO!, que le quemen ¡ES MARICÓN, POBRE Y NEGRO!, que le masacren ¡SON MARICONES, POBRES Y NEGROS!, que les exploten ¡SON MARICONES, POBRES Y NEGROS! Para eso está la gente negra en la racista normalidad.
Así la vida se hizo más vivible, con algunas poesías musicalizadas y con la energía reminiscente de las divas pop: fachas, primermundistas, teñidas de rubio, delgadas, blancas y cariñosas de los milicos. Porque Pantoja apoyó la dictadura franquista Española. Lady Gaga se vistió de carne por los milicos estadounidenses que morían en el medio oriente, la misma Gaga abrazó milicos con el asesino encubierto de Biden. Rocío Jurado les cantaba a los milicos españoles – dijo la Rosa Alcayaga-. Las t.A.t.U parece que fueron lesbianas encubiertas, mientras que la Julia Volkova lo volvió a silenciar en el 2011, cuando se declaraba anti políticas gueis de matrimonio y adopción. La Gloria Trevi…. ¡Ay que dilema la Gloria Trevi! La Myriam Hernández, pinochetista de ultraderecha -con esa cara intervenida en bótox que sonríe a su pueblo a medio filo- ¡Qué más da! El arte es tan sostenible desde el Patriarcado…
Y todos me miran, me miran, me miran
Algunos por envidia
Pero al final, pero al final, pero al final
Todos me amarán
Relatar historias mariconas, desde este Patriarcado Acuencado, es importante como recopilación y lectura narrativa de nuestras memorias. Porque con usted y yo, compañera, compañero, compañere de ciudad, no compartimos las mismas especificidades ni contextos vivenciales. Tampoco tenemos el ejercicio de conmemorar redadas, protestas callejeras, asesinatos, desapariciones e incineraciones, ya sea marchando, ritualizando, encendiendo antorchas, velando, cantando, bailando. Es que no hemos sido solamente periféricxs: se nos ha situado en la periferia de la periferia.
No hemos sido precisamente esas territorialidades ubicadas en esos centros-centros, tanto de la organización-acción política desde la que allá hablan, de la revolución disidente feminista de la que allá hablan, del desmoronamiento del patriarcado-capital del que allá hablan. No es porque en los pueblos “no pase nada”… pasan muchas cosas, solo que el pacto de silencio y encubrimiento de violencias se ubica desde otro lugar de lectura e interpretación. Porque no estamos en la misma línea de perspectivas.
Me imagino que ya habrá surgido la percepción: “ay, pero yo también vengo de la periferia”, ¿Qué periferia? “Es que yo vivo en la zona más marginal de mi ciudad” – sí, así es… de su ciudad-. A mi no me vengan a contar cuentos, una cosa es pagar hasta 1500 pesos en una micro para hacer un recorrido citadino, y otra cosa es pagar sobre 6000 pesos para recorrer más de 100 km con tal de llegar a la ciudad. Porque a esa periferia que le toca habitar cuencas alejadas a más de 100 km de ciudades -pero estrecha a las megamineras, monocultivos, tranques y relaves-, se sitúa en esa periferia periférica. Aquí conversar de Patriarcado es otra cosa, revisar la Colonización es otra cosa, palabrear al Capitalismo es otra cosa, desmantelar el Orden UniFormado es otra cosa, enrabiarnos de la Rigidez Heterosexual es otra cosa.
Con relación a lo mencionado recurro a las letras de música, palabreos y memorias, ya que yo estoy en Illapel y percibo que aún nos queda tanta cosa por hacer. En estas tantas cosas, le respondí el otro día al imaginario del Fabi de bailar como en la serie Pose: Si, acá tenemos que darnos gusto de hacer y deshacer, en lo que queramos. Por mi parte, también creo necesario ir tensando algunas otras cositas en los caminos. Porque el camino nunca ha sido uno, sino varios.
En estos contextos y especificidades, recordar las letras que acompañaron experiencias significa construir perspectiva de territorio, una ética para memorar y palabrear. Pasito a pasito hacer perspectivas y éticas de la periferia-periférica territorial. Es que para unx mariconx, la música tiene aromas, tiene sabores, tiene textura y tiene la especificidad de cada quién… su momento.
Maricona de barrio
Te critican y te adoran
Te aman y te odian
Pero nadie te ignora.
Maricona de barrio
El amor te está esperando
Solo abre tu corazón
Deja atrás todo el dolor
Maricona de tu barrio.
Escucho sonidos de una tocata prohibida, entre cactáceas y rocas palo rosa, con estelas que desean fervientes dar a saber un compilado de mitos no nombrados. Las sombras son mi público, palmeando melodías reparan el hondo penar de mi corazón.
Dedico estas palabras a todxs aquellxs seres que por no ser ni muy heteros ni muy cis, tuvieron que arrancar de estos pueblos. Porque es cierto, “Los pueblos chicos son infiernos grandes”, ya sea en una selva, en la sierra, en una cuenca o en una pequeña caleta y la pampa.
En recuerdo de todxs aquellxs seres a los que les tocó quedarse, que no pudieron arrancarse y aquí se han quedado mordiendo sus tejidos por el silencio, y en algunos casos el encubrimiento, con la ficción heterosexual de sus deseos prohibidos. En memoria de todas aquellas camionas, aquellas colas, a la mariconada que halló alivio suicidándose con una sábana o un escopetazo en la cara. Y en alegría por aquellas desobediencias a la normalidad, que hemos vuelto y que hemos seguido transitando la pequeña UniFormidad.
Walk, walk, fashion baby
Work it, move that bitch crazy
Walk, walk, passion baby
Work it, I’m a free bitch, baby